Por un 2020 lleno de aprendizajes

Año nuevo, década nueva. Y yo, que soy de estrenar libretas y planificar el año con ilusión puesta en cada uno de los 365 días, el 2020 lo empiezo a lo grande, con la ilusión multiplicada por n.

Como propósito principal, este año me he propuesto escribir un post cada semana; principalmente, para poner orden a lo que aprendido, reflexionado o desaprendido -lo que me traigo al nuevo año y lo que vaya adquiriendo en él-.

Escribir ayuda a estructurar ideas, a relacionar conceptos y a afianzar aprendizajes. Escribir sirve para uno mismo, sí, pero también es una magnífica manera de compartir lo que sabes, para hacerlo crecer con nuevas aportaciones de quien te lee: enriquecer el contenido, aprender en equipo para hacerlo exponencial.

Así que este es el primero de todos los posts que vendrán este año: un reto que, además, exigirá constancia y perseverancia, las más “duras” de las “soft skills”, diría 🙂

Lanzo este primer post, además, junto con la web que me han traído los Reyes Magos y que será mi ‘hub’ de operaciones, de aprendizajes y novedades; un espacio al que he querido llamar Learnability Hub (en breve, online) porque va a versar sobre eso, sobre la habilidad de aprendizaje, la más importante de las “skills” y sobre la que pondré totalmente el foco este 2020.

 

APRENDER PARA AVANZAR

¿Y tú, cómo vas de propósitos para el 2020? Te propongo imaginar el futuro que quieres y planificar la ruta que más te apetezca transitar.

Y no, no te propongo una hoja en blanco sobre la que escribir de cero, sino reescribir objetivos que te hagan sentir capaz de manejarte en este entorno tan cambiante en el que estamos ya de lleno. El 2020 era el año en el que iba a explosionar todo lo que se estaba creando, ¿recuerdas? Aunque ahora nos damos cuenta de que esto no es de un día para otro, sino que el cambio es más sutil: sucede poco a poco, parece que sólo afecta a algunos, lejos en espacio y tiempo. Pero de repente, un día te das cuentas de que el cambio está en todo. Y no, no ha sucedido de un día para otro, aunque puede que nosotros sí nos hayamos percatado de repente, al mirar 360º.

Por eso te propongo un año de aprendizajes: nuevo contenido, pero sobretodo nuevas habilidades. Entre ellas, la habilidad de aprender. Y hacerlo hábito, para que se convierta en una constante de toda la década que empezamos. En realidad, lo suyo es que sea un hábito de por vida…

 

TU MEZCLA DE PASADO Y FUTURO TE HACE ÚNICO

Por alejado que estés del sector digital, mete todos tus conocimientos en la mochila antes de emprender el viaje. Porque ese será el ingrediente que hará que, al mezclarlo con los conocimientos que exige el nuevo entorno, te harán diferente de los demás.

Habrás oído hablar de la T como elemento para visualizar la combinación de conocimientos y habilidades: en la parte vertical, los conocimientos de un área específica, la especialización; en la horizontal, esas habilidades transversales, aplicables a cualquier área.

Pero eso era cuando el aprendizaje era lineal, cuando elegíamos ciencias o letras en bachillerato/BUP, luego íbamos a la universidad, hacíamos un master para aumentar probabilidades y empezábamos la carrera en una empresa en la que íbamos a ir ascendiendo según mejorábamos en el puesto.

Hablo en primera del plural, porque así funcionaba la sociedad hasta hace bien poco (todavía hay quien sigue ahí). Pero puede que tú, igual que yo, no hayas seguido este camino y, de forma intuitiva, hayas desarrollado un perfil más bien con forma de π (Pi), incorporando otra área vertical que complementa la anterior.

Bienvenida a la era de los perfiles únicos, en la que existen tantas combinaciones como personas y tantos propósitos como necesidades a resolver.

Pero si no es tu caso, si no tienes -o crees que no tienes- una segunda vertical, no te preocupes: revisa tus aficiones, habilidades o intereses. Puede que haya algo que siempre quisiste aprender pero “no era serio, nadie se ganaba la vida con ello”. Pues ese podría ser tu mejor complemento a tu primera habilidad. Piénsalo. Y si no lo tuvieras, ahora es el momento de definir cuál crees que podrías desarrollar, por tus capacidades, por las necesidades del entorno, y ponerte a ello. Nunca hubo mejor momento para ello.

Nunca fue tan fácil reinventarse, reenfocarse, reaprender. Y eso no es hacer borrón y cuenta nueva, en absoluto. Sino crear nuevas figuras con las piezas que ya tienes y, a partir de ahí, incorporar las que te falten para crear lo que te propongas.

Es un momento ideal para mezclar lo que ya sabemos con lo que queremos aprender. Para cuestionar lo que nos han contado para reaprenderlo de modo diferente. De abrir la mente a nuevas visiones, sin dejar de cuestionar desde la solidez de lo adquirido.

Resulta que neurológicamente, el futuro lo imaginamos a partir de los recuerdos del pasado.

Estudio neurocientíficos han demostrado que pacientes que tienen afectado el lóbulo temporal y, por tanto, no son capaces de recordar vivencias pasadas, tienen dificultades para imaginar el futuro. Y es que proyectamos a partir de lo que conocemos: la información almacenada nos permite prever obstáculos o simular futuros posibles.

Así que no deseches lo que sabes, porque te permitirá proyectar mapas únicos. Te dará una visión diferente de lo que te propongas, te aportará aquello que te hará único.

Pero, al mismo tiempo, cuidado con sólo mirar atrás: te hará demasiado difícil construir algo novedoso para el entorno y apetecible para ti.

“Mala memoria la que sólo va hacia atrás”- La Reina de Corazones en Alicia a través del Espejo.

Así que toma todo lo que sabes, no deseches nada, no reniegues de nada. Pero tampoco te apegues a ello. Deberás aprender a reordenar lo que sabes, en algunos casos. En otros, deberás observarlo desde ángulos diferentes, olvidando metodologías adquiridas o procesos que dabas por únicos. Y en todos, deberás mezclarlos con nuevos conocimientos para hacer mezclas inesperadas.

Sería algo así como rehacer un Lego: si tienes hijos fans como los míos, sabrás que vienen con libros de instrucciones que dan paso a paso cómo hacer las figuras. Si te olvidas un paso, tienes que retrocedes hasta ese punto, porque sólo hay una manera de hacerlo. Y una vez terminado, así se queda para siempre: en la estantería, de decoración y para jugar de vez en cuando, pero con cuidado de no desmontarlo.

Así es como era antes nuestro proceso de aprendizaje. Y estuvo bien, pero ahora ya no sirve, porque no sabemos qué figura tocará hacer mañana. Sólo sabemos que será diferente de la de hoy y que habrá que modificarla continuamente. Así que las piezas que hemos ido almacenando probablemente nos servirán, también el aprendizaje adquirido en el proceso de ensamblarlas entre ellas, sólo que habrá que usarlas con otras combinaciones. Así que guárdalas, llévalas contigo. Pero desmontadas, sin demasiado apego a la figura, porque lo más probable es que debas hacer figuras totalmente diferentes. Y deshacerlas y volverlas a empezar.

Según cómo lo mires, puede parece agotador. Pero en realidad, es apasionante, porque estás a tiempo de lo que te propongas: ya no hay líneas rectas e infinitas, son tramos que puedes ir haciendo a tu medida, en los que aportas no sobre las opciones que te dieron, sino a partir de las soluciones que eres capaz de ofrecer.

Eso sí, exige una actitud aprendedora: mentalidad curiosa, ilusión alta, ojos bien abiertos y mucha constancia.

Bienvenido al año del aprendizaje. Bienvenido a bordo de la década del Learnability, la habilidad de aprender.